jueves, 6 de abril de 2017

En torno a la Interculturalidad.



El profesor Jordán parte del principio de que la España y Europa de hoy es diversa y el reto debe ser entendernos, comprendernos y dialogar, lo contrario nos llevaría a situaciones que hoy  nos espantan.

Carmen Feltrér opina que la diversidad cultural aporta riqueza pero también implica dificultades. La educación es un instrumento de ayuda pero tiene un límite por lo que debe ser la sociedad en su conjunto la que actúe. Los niños no tienen rechazo social porque no se han socializado, luego empiezan a ver a los “diferentes” según los valores de su entorno. En cifras dice que Llíria con 24.000 habitantes tiene 80 nacionalidades (sin contar etnias, que son identidades culturales)

Rafa Benítez  parte del concepto de “inmigrante” que mucha gente ve peyorativo, relacionándolo con temas como delincuencia o terrorismo. Defiende la escuela pública de Llíria por ser “muy rica” y confirma para los niños no existe el otro, sino amigos y compañeros de clase. Llíria es multiétnica y ese debe ser un componente de la política: se requiere un Pacto Cultural Común, respetando los valores de convivencia de la sociedad de acogida.

Ricardo Torres se centra en los “espacios de representación” del pueblo gitano tanto a nivel colectivo (transmisión de generación a generación) como individual (los testimonios). Hace un estudio sobre diferentes espacios de representación desde los años 40 en Llíria a través de los libros de fiestas de San Miguel, llegando a la conclusión de  que estos espacios no son claros y naturales sino móviles y culturales. Asi desaparecen Santa Bárbara o La Sangre, pero a partir de 1975 aparecen la “Ascoaiciones” y la asociación gitana “Adonay” desde 1995. Después reflexiona en torno a estos espacios en las relaciones entre cultura dominante y cultura minoritaria hallando un resultado final positivos, en torno a los elementos de autoestima, valoración de la diferencia cultural (“l’altre” de Joan Fuester) y la integración de las diferentes identidades.

Hassan habla sobre todo de la inmigración marroquí y sobre la creencia ciudadana de que algo no funciona bien con la inmigración, moviéndose entre la solidaridad y el miedo a lo diferente. Los inmigrantes ya no piensan en retornar sino en reagrupar a sus familias. Los marroquíes sufren un rechazo de gran calado social por la memoria colectiva de las luchas pasadas. La mezquita es el espacio social por excelencia, allí encuentra socialización y refugio en busca de referentes y deja de ser “el moro”. Está demostrado científicamente que cuanta mayor diversidad en las aulas, mayor éxito y riqueza social, como en las “comunidades de aprendizaje”. La Ley de Extranjería no ayuda porque en vez de resolver problemas complica la situación de los inmigrantes, no es posible la integración con ciudadanos de diferentes categorías. El Observatorio del Racismo en 2005 (antes de la Crisis) establecía un índice de rechazo a la inmigración del 37%. Según los informes de la Oficina Internacional de Migraciones, la crisis ha potenciado la imagen del inmigrante como un “excedente” del que hay que deshacerse.

Entre todos hemos de desmontar los prejuicios para fomentar la integración. Llíria es multicultural y puede ser intercultural con una integración en tres niveles: gobierno municipal, ciudadanos autóctonos e inmigrantes, con sus diferentes corresponsabilidades. Por otra parte, tiene que que haber un reconocimiento de derechos (sanidad y educación) y deberes: la sociedad democrática no se puede cuestionar. Deben crearse programas de integración social y espacios de encuentro intercultural según el modelo de “cosmovisión” que propone Adela Cortina.

La minoría debe integrarse pero la integración concierne al conjunto de la sociedad y debe ser mutua, dinámica y bilateral. Las organizaciones de inmigrantes deben ser dinámicas y contrainformar. Debe haber un pacto político entre los partido para no hacer un uso político de la inmigración. Se reclama la creación de espacios y técnicos. Los partidos deben afiliar a inmigrantes y tener en cuenta sus opiniones y no solo en elecciones. Los Derechos Humanos no son regateables y deben prevalecer sobre la cultura.

Los ponentes.
Los asistentes.
Con autoridades y EPA